Mientras el síndrome postvacacional desaparece en pocos días, el absentismo laboral se prolonga y se multiplica en cifras. Cada jornada en la que un empleado no acude a su puesto significa menos ingresos, más gasto en sustituciones y, en muchos casos, desajustes organizativos que ralentizan la actividad. Los cálculos de la

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